El Futuro Desigual de la Alimentación
Published 6 days ago in Market Analysis

El Futuro Desigual de la Alimentación

Un informe global sobre alimentos de la FAO y la OCDE revela que el consumo global de alimentos de origen animal está destinado a aumentar, pero el acceso desigual y las preocupaciones medioambientales ponen de manifiesto desequilibrios globales más profundos.

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Martina Osmak
Director of Marketing

Una Década de Crecimiento, con Ganancias Desiguales

Los apetitos globales por carne, lácteos y pescado están creciendo rápidamente—especialmente en las naciones en desarrollo. Según un nuevo informe conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se espera que la demanda de alimentos de origen animal aumente significativamente para 2034, impulsada por el aumento de ingresos y la urbanización en los países de ingresos medianos.

Este crecimiento proyectado no se trata solo de cantidad. Refleja patrones dietéticos cambiantes y un deseo de comidas más ricas en proteínas y variadas entre la clase media en expansión del mundo. Pero, mientras muchas poblaciones se mueven hacia dietas más densas en nutrientes, el camino hacia el progreso está lejos de ser uniforme.

Ganancias Nutricionales—Pero No para Todos

Para 2034, se espera que el consumo promedio global de alimentos de origen animal—incluyendo carne, lácteos y huevos—crezca un 6%. En los países de ingresos medianos-bajos, ese aumento salta al 24%, reflejando los efectos transformadores del desarrollo económico y la migración urbana. Las personas en estos países están ganando más acceso a alimentos nutritivos y ricos en proteínas, un cambio que puede ayudar a reducir el hambre y mejorar la salud en general.

Sin embargo, en los países de bajos ingresos, los niveles de consumo seguirán siendo obstinadamente bajos—solo 143 kilocalorías por persona al día, menos de la mitad de lo que se considera esencial para una dieta saludable. Estas cifras apuntan a desigualdades persistentes en el acceso a alimentos de calidad, incluso cuando la producción global se dispara.

El Director General de la FAO, Qu Dongyu, enfatizó que, si bien estas tendencias son alentadoras en algunas regiones, se necesita hacer mucho más para asegurar que las comunidades más pobres del mundo también se beneficien de una mejor nutrición.

Más Producción, Más Presión

Para satisfacer la creciente demanda, se proyecta que la producción agrícola aumente un 14% en la próxima década. La producción de carne, lácteos y huevos por sí sola se prevé que suba un 17%, mientras que se espera que el número de ganado crezca un 7%. Este crecimiento será impulsado principalmente por aumentos en la productividad, especialmente en las economías emergentes.

Sin embargo, un aumento en la producción conlleva consecuencias ambientales. Se proyecta que las emisiones directas de gases de efecto invernadero de la agricultura aumenten un 6% para 2034. Aunque las mejoras tecnológicas harán que la agricultura sea más eficiente—con menos emisiones por unidad de alimento—la carga total de emisiones seguirá creciendo a menos que se tomen más medidas.

El Enigma de la Productividad

Algunos de los desafíos son regionales. Por ejemplo, se espera que el ganado vacuno de África Subsahariana crezca un 15%, pero la productividad sigue muy por debajo de la de América del Norte. Mientras tanto, los países de altos ingresos pueden ver una reducción en el consumo per cápita de grasas y edulcorantes debido a políticas de salud y cambios en las preferencias de los consumidores.

A nivel global, los rendimientos de los cereales crecerán modestamente—aproximadamente un 0.9% por año—mientras que la cantidad de tierra utilizada para el cultivo de cereales solo se expandirá en un 0.14% anualmente, la mitad de la tasa observada en la última década. Para 2034, el 40% de los cereales se utilizará directamente para alimentos, el 33% para piensos animales, y el resto para biocombustibles y usos industriales.

Hacia un Futuro Equilibrado

A pesar de los desafíos, el informe esboza un escenario prometedor. Si los países invierten en prácticas sostenibles—como la agricultura de precisión, mejores piensos para animales y tecnología que reduzca emisiones—es posible mejorar tanto la nutrición global como reducir las emisiones hasta un 7% por debajo de los niveles actuales para 2034.

Lograr este resultado “win-win” requerirá esfuerzos coordinados entre gobiernos, industrias e instituciones internacionales. Las políticas deben diseñarse no solo para aumentar la producción, sino para asegurar que el progreso sea compartido y sostenible.

El Comercio como un Salvavidas

El informe también subraya el papel crítico del comercio global. Para 2034, el 22% de todas las calorías alimentarias consumidas habrán cruzado fronteras internacionales. Esto hace que un comercio justo y basado en reglas sea esencial para la seguridad alimentaria global—especialmente para los países que dependen de las importaciones para satisfacer sus necesidades dietéticas.

“El comercio ayuda a equilibrar excedentes y déficits, estabiliza precios y mejora el acceso tanto a la nutrición como a sistemas alimentarios sostenibles,” concluye el informe.

¿Qué Viene Después?

El Informe de Perspectivas Agrícolas 2025–2034 proporciona más que solo números—ofrece un mensaje claro: los sistemas alimentarios globales están evolucionando rápidamente, pero sus beneficios aún no están llegando a todos. Cerrar la brecha entre la creciente producción y el acceso equitativo, mientras se controlan las emisiones, es la próxima frontera para la agricultura global.

Las decisiones tomadas hoy—en tecnología, políticas y comercio—darán forma a los resultados alimentarios y climáticos del mañana.

Fuente: https://news.un.org/en/story/2025/07/1165401