
El escándalo de ayuda alimentaria en Polonia: la UE toma medidas contra el primer caso de fraude
Seis personas han sido encarceladas en Polonia tras supuestamente vender alimentos financiados por la UE destinados a los pobres.

Primer caso de fraude para los fiscales de la UE en Polonia
Por primera vez desde la apertura de oficinas en Polonia, la Oficina del Fiscal Público Europeo (EPPO) ha presentado cargos en un importante caso de fraude relacionado con la ayuda alimentaria.
Seis sospechosos—cuatro hombres y dos mujeres—son acusados de abusar de un programa financiado por la UE diseñado para ayudar a los más vulnerables, incluidos refugiados y personas sin hogar.
Comida para el lucro, no para los pobres
El caso se centra en una organización religiosa que recibió 2,500 toneladas de comida valoradas en 3.7 millones de euros. Esta comida estaba destinada a ser distribuida de forma gratuita.
En cambio, los fiscales afirman que el grupo vendió grandes cantidades a tiendas en Polonia e incluso en el extranjero—quedándose con las ganancias.
Documentos falsos, dinero real
Los sospechosos están acusados de falsificar documentos y firmas para hacer parecer que la ayuda había llegado a quienes la necesitaban.
También recibieron más de 500,000 euros en financiación logística, destinada al transporte y almacenamiento de la comida—dinero que también fue presuntamente mal utilizado.
Operación policial a nivel nacional
La investigación condujo a 34 redadas policiales en ciudades como Cracovia, Varsovia, Wrocław y Poznań. Los agentes registraron hogares, almacenes, oficinas e incluso una iglesia administrada por el principal sospechoso.
Consecuencias legales y activos congelados
Los seis sospechosos se encuentran ahora en detención preventiva por tres meses. Las autoridades también han congelado propiedades y acciones de empresas valoradas en 470,000 euros para recuperar parte de los fondos robados.
Las lagunas permitieron el fraude
Los investigadores creen que las brechas en el sistema de distribución ayudaron a que el fraude pasara desapercibido. Los refugiados y las personas sin hogar no requieren referencias de servicios sociales, lo que facilitó la creación de registros falsos.
Fuentes: