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Crecientes Tensiones en Bulgaria: La Plaga de Ovejas Desata Protestas y Desconfianza
En la región de Velingrad en Bulgaria, un brote de peste ovina ha desatado protestas, ya que los habitantes forman barreras humanas alrededor de las granjas para bloquear al gobierno de sacrificar ganado. La crisis revela un problema más profundo en el país: una erosión generalizada de la confianza en las instituciones gubernamentales.

Martina Osmak
Director of Marketing
En la región de Velingrad, Bulgaria, un brote de peste ovina ha desencadenado protestas mientras los lugareños forman barreras humanas alrededor de las granjas para bloquear al gobierno de sacrificar el ganado. La crisis revela un problema más profundo en el país: una erosión generalizada de la confianza en las instituciones gubernamentales.
La desconfianza alimenta la resistencia
A pesar de dos rondas de pruebas positivas confirmadas para la peste ovina, los agricultores de la región rechazan las afirmaciones del gobierno de que sus animales están infectados. Argumentan que sus rebaños están sanos, sin síntomas visibles, e incluso continúan produciendo crías. Sin embargo, los funcionarios del gobierno mantienen que no sacrificar el ganado podría perjudicar las exportaciones de productos ovinos y caprinos de Bulgaria dentro de la Unión Europea.
Mientras el Ministerio de Agricultura ha ofrecido enviar muestras a un laboratorio acreditado por la UE en Montpellier, los agricultores insisten en obtener resultados de un laboratorio privado griego. Las autoridades han señalado que este laboratorio no está certificado para diagnosticar enfermedades como la peste ovina. No obstante, los agricultores siguen sin estar convencidos, amplificando su escepticismo sobre las intenciones del gobierno.
Las protestas se intensifican
Las autoridades planeaban sacrificar 1,760 ovejas en Velingrad y establecieron una zona de cuarentena de 3 kilómetros para contener el brote. Aunque se ha prometido una compensación financiera que supera los 700,000 levas, las protestas han detenido estos esfuerzos. Los agricultores y residentes locales, formando cadenas humanas alrededor de las granjas, afirman que sus acciones son para proteger sus medios de vida. Mientras tanto, circulan teorías no verificadas, sugiriendo que el brote puede estar vinculado a disputas territoriales locales o incluso a represalias de intereses comerciales en energía solar.
Esta resistencia ha creado una atmósfera volátil, y figuras políticas han comenzado a aprovechar la agitación. Algunos manifestantes incluso han acusado al gobierno de corrupción, gritando: “¡La plaga está en el Parlamento!”
Un legado de desconfianza institucional
Las protestas en Velingrad son sintomáticas de una falta de confianza más amplia en las instituciones públicas de Bulgaria. A lo largo de los años, una serie de escándalos de corrupción, ineficiencias y controversias han erosionado la fe pública en la capacidad del estado para gobernar de manera efectiva. La Agencia de Seguridad Alimentaria de Bulgaria (BFSA), un actor central en esta crisis, ha enfrentado críticas por su manejo de brotes anteriores y acusaciones de corrupción.
Muchos ciudadanos ven la respuesta del gobierno a la peste ovina como parte de un patrón de negligencia y mala gestión. Por ejemplo, durante el brote de 2018 en Strandzha, miles de animales fueron sacrificados en medio de un escepticismo generalizado sobre la necesidad de las medidas. Las batallas legales posteriores revelaron fallos en el proceso de toma de decisiones, socavando aún más la confianza.
Una advertencia para el futuro
La crisis de la peste ovina en Velingrad no se trata solo de ganado; es un reflejo de problemas sociales más profundos. Cuando los ciudadanos se sienten abandonados por su gobierno, comienzan a desafiar su autoridad, socavando el estado de derecho. Esto crea un ciclo peligroso donde la desconfianza genera incumplimiento, debilitando aún más la capacidad del estado para gestionar crisis.
Para Bulgaria, abordar esta crisis requiere más que sacrificar ovejas o contener brotes. Exige un esfuerzo concertado para restaurar la confianza pública en las instituciones y reconstruir el contrato social entre los ciudadanos y el estado. Sin tales reformas, el país corre el riesgo de una inestabilidad continua y un mayor declive en las normas democráticas.
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